MUSICA y ARAÑA

miércoles, 27 de agosto de 2014

REFLEXIONES EN VOZ ALTA ENTRE EL ANCIANO Y SU CUIDADOR



El día que me veas mayor y ya no sea yo, ten PACIENCIA e intenta ENTENDERME.
Cuando, COMIENDO, me ENSUCIE, cuando NO PUEDA VESTIRME: ten PACIENCIA.

Si, cuando hablo contigo, REPITO las mismas cosas, mil y una veces, NO ME INTERRUMPAS y ESCÚCHAME.
NO ME AVERGÜENCES cuando no quiera ducharme, ni me RIÑAS.
Cuando veas mi IGNORANCIA sobre las nuevas tecnologías, te pido que me des el TIEMPO NECESARIO y no me mires con tu sonrisa BURLONA.
Cuando tengas que DARME de COMER bien, VESTIRME ... y muchas cosas mas, RECUERDA que deben ser el producto del esfuerzo y la PERSEVERANCIA DE LOS DOS.

Cuando en algún momento pierda la MEMORIA o el hilo de nuestra conversación, dame el TIEMPO necesario para RECORDAR, y si no puedo hacerlo, NO TE PONGAS NERVIOSO y simplemente ESCÚCHAME.
Si alguna vez NO QUIERO COMER, NO ME OBLIGUES. Conozco bien cuando lo necesito y cuando.
Cuando mis piernas cansadas NO ME DEJEN CAMINAR, NO ME OBLIGUES y DAME TU MANO amiga.

Y cuando algún día te diga que ya NO QUIERO VIVIR, que QUIERO MORIR, entiende que a mi edad ya no se vive, sino que se SOBREVIVE.

RECUERDA QUE TU TAMIBÉN LLEGARÁS ALGÚN DIA A SER MAYOR, INTENTA PUES COMPRENDERME, AYUDARME CON PACIENCIA YO TE PAGARÉ CON UNA SONRISA, PERO SOBRE TODO TE PIDO QUE; ME RESPETES Y TRATES CON LA DIGNIDAD QUE MEREZCO..

domingo, 8 de junio de 2014

CARTA DESDE UNA RESIDENCIA DE LA TERCERA EDAD


Querido Luis:
Ya ves que te escribo desde una Residencia de Mayores, que, a la postre, no es otra cosa que un NEGOCIO dedicado a los viejos, o mejor dicho, fundamentalmente a SACAR DINERO de los viejos o de sus familias so pretexto de atendernos o de recluirnos al pairo de la vida desquiciante actual y las molestias que nuestros años suelen ocasionar a casi todos.
Y eso que mi caso es bastante atípico, porque fui yo, voluntariamente, quien decidió, hace ya 2 años cuando murió mi mujer, buscar un lugar donde pudieran atenderme, y, de alguna forma, ocultar mis miserias que en ningún caso deseaba fueran atendidas por mis hijos.
  
Para esto soy yo muy mío, Luis. Yo no creo que los hijos tengan la obligación, ni moral ni sentimental, de cuidar y atender mis indignidades. Ni mucho menos. Aunque la VERDAD es que tampoco han hecho, ninguno de los tres, especiales esfuerzos para que yo cambiara de opinión. Más bien al contrario: cuando decidí que no estaba en condiciones de asumir, ni física ni síquicamente, mi soledad y les comuniqué que pretendía irme a una Residencia, no encontré más que facilidades por parte de los tres, y especialmente por parte de una de mis hijas prestadas (¿se llaman nueras, no?), la economista, que enseguida elaboró un plan dinámico para hipotecar mi casa y con el dinero que me rentara poder pagar la Residencia. ¡Ágil que es la muchacha!

En estos dos años que llevo aquí me he deteriorado intensa e íntimamente. Y quizá pueda asumir que me equivoqué al tomar la decisión, porque yo creía que en la Residencia me encontraría al menos con un grupo de personas en parecidas condiciones mentales y culturales que las mías con las que podría relacionarme y comunicarme desde los mismos presupuestos intelectuales y sociales. Pero no, aquí me he encontrado con la enfermedad, el deterioro y la TRISTEZA, básicamente. Y con un olor, Luis, con un olor que se me ha pegado en el alma y que ya no me abandona y me produce náuseas constantes: es el olor de la vejez, el olor de la muerte.

Entiendo que los trabajadores sociales de la Residencia están cumpliendo un trabajo rutinario, Luis, CASI NUNCA VOCACIONAL y casi siempre NO ELEGIDO VOLUNTARIAMENTE, pero me duelen las falsas sonrisas y las falsas caricias que percibo en la mayoría de ellos.

Lo malo, mi amigo, es que no le veo la solución al tema por ningún lado. Por más que lo analizo, al menos yo, no encuentro ninguna salida coherente. Desde luego no estaría dispuesto, bajo ningún concepto, a volver con mi familia y a convertirme en la rémora de sus vidas y de sus afectos. ¡Eso sí que no!

Y aún me queda lo peor con un poco de mala suerte: aún me queda, si no aparece antes algo que lo remedie, el deterioro físico o síquico previsible, la enfermedad discapacitante o la idiocia irreversible, que aún me aterra más, aunque a lo mejor, amigo Luis, como no seré muy consciente de la historia, a lo mejor me es menos bochornosa personalmente.

Se me ocurren otras salidas, desde luego, pero para unas me faltan los medios económicos suficientes, y para otras me falta el valor y me sobran los conceptos morales que durante toda mi vida he ido mamando involuntariamente.

fdo
Luis, Fernando, Antonio o cualquiera de los nombres de ancianos que hay en las residencias y se ven reflejados en esta carta. 
 
 
Del salón en el ángulo oscuro,
de su familia tal vez olvidado,
silencioso y triste,
estaba el anciano.
 
¡Cuánta soledad refleja su rostro,
cuanta lágrimas sus ojos,
esperando que alguien
le tienda la mano y lo escuche!
 

sábado, 31 de mayo de 2014

MALTRATO: MALA PRAXIS MÉDICA
 

Toda actuación asistencial debe constituir una exigencia ética y legalmente exigible. La obligación del médico es una actividad diligente y acomodada a su LEX ARTIS y no al fin de resultados.
La omisión o carencia en utilizar un método de diagnóstico básico en algunos médicos de residencias, es una constante de la impericia y mala praxis con la que actúan estos profesionales.
Así: Diagnostican erróneamente u omisión de métodos de diagnósticos, prescripción tratamientos ineficaces o inadecuados, derivaciones innecesarias e injustificadas a los Servicios de Urgencias y en el peor de los casos hasta recetan incluso por teléfono: Como es mayor, está demente, angustiado y para que se tranquilice porque se está quejando todo el día, que le administren neurolépticos.

Más de una vez se ha dado el caso que al siguiente día, el mèdico se entera que el anciano acabo en el servicio de urgencias por su "consulta on line"  y hasta otra. Otra vez no tendrá tanta suerte y pudiera acabar en el cementerio, en este caso, el galeno certificará que la defunción se debió a causas naturales de la edad.

Otra práctica de "maltrato generalizada" en algunas residencias son las ataduras a los mayores. Al igual que los chutes, también suelen ser por “prescripción médica” y en muchos casos con permiso de la familia, que autoriza la sujeción por miedo. Evidentemente el galeno se cubrirá en salud y recogerá expresamente la autorización familiar, por si viene una inspección. Salvo casos extremos, la mayor parte de las veces estas prácticas son inapropiadas e innecesarias.


Tras ellas se esconde una realidad de INMORALIDADES con un conflicto de intereses de estos médicos que ocultan el maltrato y la desatención al anciano por parte de la residencia, los ratios/trabajadores y la responsabilidad del Centro. Existe una simbiosis entre el médico y la dirección del centro, aquellos son contratados y pagados por la dirección, haciendo que primen otros intereses y ocultándose mutuamente las irregularidades y negligencias cometidas por ambos con los ancianos.

SI TE ENGAÑAN UNA VEZ, CULPA AL OTRO; SÍ TE ENGAÑAN DOS VECES, CULPTATE A TI MISMO.

domingo, 4 de mayo de 2014

EN LAS RESIDENCIAS: RESBALÓN Y TROPEZÓN AVISO DE CAIDA SON.

¿Quién puede afirmar que no ha caído alguna vez?. 
 
A medida que vamos cumpliendo años, nuestro cuerpo va siendo menos flexible y nuestros huesos tienen más probabilidad en el caso de una caída que suframos algún daño y también que el tiempo de recuperación sea mayor.
 
Cuando nos referimos a las caídas de personas mayores en un entorno institucional como son las residencias de mayores, un accidente de este tipo, puede ocasionar en una persona mayor lesiones muy graves o en el peor de los casos consecuencias irreparables. Existe por tanto; una correlación entre envejecimiento y la gravedad del daño producido por las caídas en los ancianos y en algunos casos; una presunta relación con el maltrato que se le dispensa al anciano en esa residencia y que es mayor cuanto más dependiente sea éste.
 
Estudios recientes publicados por el Journal of the American Medical Association, sobre las caídas en las personas mayores, dejaron claro que un factor importante que aumenta el riesgo de caídas en los ancianos, es el llamado "dolor crónico" (chronic pain).
Este dolor hace que se sienta el anciano cansado y su sistema de defensa pueda debilitarse infiriendo en sus actividades físicas habituales. Otros factores asociados a las caídas son; la edad hace aumentar el consiguiente trastorno del equilibrio.
 
Las personas mayores tienen gran dificultad para mantenerse sobre sus extremidades cuando se visten, tienen problemas en los pies; juanetes, callos.
La musculatura se debilita y tenemos menos fuerza. El mecanismo de regulación de los cambios de presión se deteriora y puede causar episodios de perdida momentánea de conocimiento.
La deshidratación o algunas medicaciones especialmente la sobre sedacción incontrolada que les administran pensando en la "seguridad del anciano".
Estas caídas de ancianos en las residencias pueden causarles aparte de los posibles traumatismos por lesiones, depresión que afecte a su estado emocional, miedo a caerse de nuevo y en definitiva a su calidad de vida.

 
 
 

 

lunes, 14 de abril de 2014

CONTRATO EN RESIDENCIAS DE MAYORES (II).
CLÁUSULAS ABUSIVAS

 
Pese a ese carácter que tiene el contrato de acuerdo de voluntades entres las partes, la realidad es que la mayoría de los contratos casi siempre son redactados de forma unilateral por el centro.
Es por ello que a la hora de "barrer para casa" se incorporen cláusulas totalmente abusivas.
 
Cuanta más trasparencia nos ofrezca el centro mejor imagen del buen funcionamiento de esa residencia, cuantas más restricciones y obstáculos, más opacidad y peor

A modo de ejemplo alguna de las cláusulas abusivas que he tenido la oportunidad de comprobar al visionar algún contrato de residencias de ancianos.
 
Contratos en los cuales la suba a los ancianos de esa residencia, no estaban sujetas como seria lo correcto al IPC, sino al incremento de los trabajadores del centro. 
 
Que el precio de la estancia sufra variaciones o esté sujeto a la evolución clínica del anciano, a más dependencia más pago.
Carencia de reciprocidad, por la cual se obliga al anciano/ fiador a cumplir con su deber contractual, pese a que el centro no cumpla. 

Normalmente en las residencia privadas, la gente que accede a ellas es porque tiene recursos suficientes para costear su estancia.
Pese a que el centro puede exigir cualquier tipo de garantía, para el afianzamiento del pago, no es de recibo que esta sea desproporcionada. A veces se exigen tres mensualidades de la estancia como fianza, un fiador solidario o dejar en garantía algún bien inmueble que posea el anciano.
Conozco el caso de una trabajadora social carente de toda ética y moral, que a preguntas del fiador solidario, respondió que la rúbrica como fiador era: " un compromiso para llevar a su familiar a un hospital", nada más lejos y obviando intencionadamente que el fiador responde en igual medida que principal. 

Es aconsejable que se aporte un certificado médico de la persona antes de entrar en esa residencia. Esto evitará que el día de mañana en caso de conflicto/accidente la residencia pueda alegar que accedió a esa residencia con esa patología con el fin de evitar cualquier responsabilidad.
De ahí que algunas residencias introduzcan lo que considero una cláusula abusiva y entiendo que nula. En el caso que se produzca discrepancias entre el certificado médico previo y el reconocimiento del médico de la residencia, prive este último sobre el primero.
 
Junto con el contrato es imprescindible que el centro facilite una copia del Reglamento Interno de esa Residencia, que deberá estar validado por los Servicios de Inspección de la CCAA correspondiente. Este también deberá estar visible a todos los ancianos en el tablón del centro.

Es abusiva y producirá la nulidad de la misma, cuando se añada nuevas cláusulas, alzas de precios imprevistos o cambios en la normativa o titularidad del centro y se quiera aplicar una vez firmado el contrato; es como querer legislar en futuro.
 
Cláusulas que contemplen que la suspensión o restricción de cualquier servicio básico en la residencia, no da lugar a una variación en el precio, ni a indemnización alguna. Esta amoralidad es como tratar de poner "puertas al campo", imponiendo al anciano algo que él no ha provocado y que además renuncie a sus derechos.
 

martes, 1 de abril de 2014


CONTRATO EN RESIDENCIAS DE MAYORES (I)
 
PACTA SUNT SERVANDA
La relación contractual entre el anciano/su familia y el centro, surge tras una serie de negociaciones previas, que tras el consentimiento por ambas partes se formaliza en un contrato . Nuestro ordenamiento no requiere ninguna formalidad, pudiendo ser de forma verbal o escrito, ambos con igual fuerza de Ley. El contrato de residencia es un contrato atípico, por un lado tenemos la prestación de servicios; comida, lavandería, etc y por otra el alquiler de la habitación.
Dado que con frecuencia olvidamos por ambas partes cuales son nuestras obligaciones y derechos y con el fin de clarificar posibles conflictos, es recomendable siempre la forma escrita
 
Pese a que el contrato es un acuerdo de voluntades, casi siempre suele ser redactado unilateralmente por el Centro y firmado por el anciano. Es importante que entre las cláusulas recogan algunos de los contenidos mínimos:
 
La finalidad del centro, con el fin de evitar que el día de mañana se intente FALSEARLA y ello sirva de base a la dirección para trasladar al anciano, porque es más dependiente o la familia se queja.

Es importante que en el contrato haya un apartado que recoge que; el ingreso de esa persona/s mayor se hace voluntariamente y libremente. Salvo las excepciones.
 
El precio estipulado, así como la cláusula de actualización, medio de pago a través del cual se efectuará.
 
El recibo deberá estar desglosado indicando claramente los cargos y conceptos. Aunque raro, también debe recoger el coste por financiación o aplazamiento de pagos, aportación en especie, hipoteca invertida, etc. En el supuesto caso que; el centro reciba algunas subvención/plaza a la que se pueda acoger o disfrute el anciano, se aminorará el importe del pago.
 
En caso de ausencia temporal o forzosa; únicamente estará obligado a pagar los gastos de estancia, deduciendo la alimentación. Durante ese tiempo se le reservará la plaza.
 
También debe recoger los servicios que a mayores ofrecen y el precio de cada uno de ellos; telefonía, peluquería, podólogo, etc. Es importante no confundirlos con lo que son servicios básicos que van incluidos en la tarifa  general.
 
Las residencias podrán exigir cualquier tipo de garantia de pago, pero ésta no podrá ser superior a 15 días  del precio de la estancia que se devolverá en caso de baja de la residencia o fallecimiento. Hay residencias que además piden un fiador solidario. 
Las garantías según el Principio de Proporcionalidad, deberían de corresponderse con el improbable fallido de impago.
 
 
Es aconsejable que se aporte un certificado médico de la persona antes de entrar en esa residencia. En caso de accidente o negligencia, el centro puede alegar que ya existía esa patología.
 
El centro debe facilitar junto con el contrato una copia del Reglamento Interno.
 
 
Es obligatorio que el centro tenga un seguro de responsabilidad. Pocas residencias conozco donde por negligencias los ancianos que han sufrido una caída o accidente sean indemnizados a cargo de ese seguro. Otros parar evitar problemas con la dirección renuncian a esa compensación a la que tienen derecho. 
 
 

 

jueves, 20 de marzo de 2014

ALGUNOS DERECHOS DE LAS PERSONAS MAYORES EN LAS RESIDENCIAS

 
DERECHO a recibir información; servicios, precios, etc. Llama poderosamente la atención que algunas residencias sus recibos no sean lo suficientemente transparentes en los conceptos de los servicios, que facturan y cargan a los mayores.
DERECHO a la intimidad y a que no se divulguen datos personales, médicos etc. El personal de las residencias en general, deberia ser más cuidadoso y no pregonar a los cuatro vientos, la vida y obra de los ancianos. Muchas salas de residencias parecen platós de algún programa rosa que emiten las televisiones.
 
DERECHO a no ser discriminado y sobre todo ser tratado con el respeto y dignidad que se merece. El buen ambiente que se puede crear en una residencia, es fruto de quien dirige los centros. Por utilizar un simil, el "buen rollo" que existe en una clase entre el profesor y sus alumnos, lo crea el propio docente con; autoridad y generosidad, lo demás es conflicto y fracaso.
DERECHO a no ser sometido a ningún tipo de inmovilización, tanto física como farmacológica. Salvo los casos que por razones de peligro para el anciano así se considere.
DERECHO a mantener relación con su familia y entorno de social, sin ningún tipo de ingerencias. Muchas residencias obstaculizan los horarios ciñéndolos a su comodidad sin pensar en las familia de los ancianos y sus quehaceres. Olvidan los responsables que a todos los efectos el centro donde está alojado, es considerado el propio domicilio y su habitación inviolable y por tanto no debe haber restricciones que afecten a su intimidad.
 
DERECHO a recibir el servicio contractualmente contratado en la prestación y condiciones estipuladas o establecidas, en caso contrario estamos ante un  fraude contractual.
 
 

 

sábado, 15 de marzo de 2014

LA PROFESIONALIZACIÓN EN LA DIRECCIÓN DE LAS RESIDENCIAS.

El anciano, como elemento fundamental en la existencia societaria de las residencias, debe ser el centro de atención de todos.
Un anciano-cliente y su familia que se siente a gusto, atendidas y satisfechas  sus necesidades, muestra GRATITUD hacia la residencia y su personal, siendo la mejor publicidad que pueda recibir y hacer del centro.
 
Por el contrario; si no se atienden sus demandas, existe NEGLIGENCIA y MALTRATO, el anciano y sobre todo su familia adopta una posición crítica y en cierta forma hostil.
 
Es por ello que; para llevar a buen fin las residencias, es imprescindible la profesionalización en la dirección como éxito de buena gestión.
Es importante que el perfil de quien va desempeñar este trabajo para el cual no todo el mundo sirve, tenga unos conocimientos, tolerancia y ciertas habilidades afectivas con las personas mayores.
 
El buen hacer directivo, NO PERMITE un ambiente hostil, acepta las críticas, indagando y comprobando qué está fallando en la atención al anciano. La EMPATIA la demuestra intentando SOLUCIONAR al descontento y mejorando al que lo está.
El éxito en la dirección, dependerá de ese grado de satisfacción del anciano, que se verá reflejado y compensado en su trabajo y en el FONDO DE COMERCIO del centro.
 
 
Por el contrario la MALA DIRECCIÓN, negará sistematicamente las negligencias, recurriendo intransigentemente a justificaciones irracionales para anteponer siempre otros intereses al bienestar del anciano y echando un pulso con la familia. Líbrenos de caer en sus manos y con perdón de los laboriosos équidos:
 
"HOMINES ET JUMENTA SALVABIS DOMINE", 
 

lunes, 3 de marzo de 2014

TODO ESTÁ PERDIDO CUANDO LOS MEDIOCRES Y MALOS SIRVEN COMO EJEMPLOS.


LA DIRECCIÓN de las residencias de ancianos y su personal, tienen la OBLIGACIÓN de cuidar de las personas mayores que están a su cargo. Esa obligación, NACE del contrato suscrito por ambas partes. Nuestros ancianos necesitan mucha atención y cuidados que van siendo mayores, cuanto más dependientes se hacen.
No es tarea fácil, pero es el trabajo que han elegido quienes han optado por su cuidado y a quienes se les supone vocación. Estos cuidados, muchas veces no son tales y con bastante frecuencia se convierten en DESATENCIÓN, NEGLIGENCIAS, probática más que suficiente que el anciano está siendo MALTRATADO, en esa residencia.
 
La DIRECCIÓN del centro está LEGALMENTE OBLIGADA a informar y actuar contra actuaciones negligentes o maltratos.
 
Los ancianos DEPENDIENTES tienen un alto grado de ser MALTRATADOS REITERADAMENTE y así ocurrirá si no extremamos la vigilancia y cuidados y más sí carecemos de un PLAN DE SUPERVISIÓN para evitar que hechos similares vuelvan a repetirse.
 
La REALIDAD indica que se disimula o no se reportan por parte de la dirección, conocedora de su RESPONSABILIDAD, negando cualquier negligencia o desatención con el anciano.
 
Para disipar cualquier duda, es importante que VISITEMOS CONSTANTEMENTE a nuestros familiares, conocer su realidad y entorno, poniendo especial atención a cualquier situación de irregularidad. SI la familia no se preocupa, ¿va hacerlo la dirección del centro y su personal?.
 
El STAFF DIRECTIVO de las residencia de ancianos, debe estar integrado por personal cualificado en continuo reciclaje, poseer don de gentes, pero también estar sensiblemente humanizado con los ancianos, por lo que en todo momento TENDRÁ AGUDIZADOS LOS CINCO SENTIDOS. Difícilmente podrán realizar su labor con la diligencia y el buen criterio que este trabajo requiere, si quienes ostentan la dirección de una residencia carecen de una cualificación, conocimientos suficientes y más aun, tienen distorsionados los cinco sentidos del ser humano.